Clandestino
Mi amor es ajeno a tu vida,
distante y muchas veces ausente…
Llegue tarde alguien diría, quizás,
o demasiado temprano,
el tiempo no supo guardar
lo que para mí estaba destinado.
Soy quien no existe
y vive en sombras,
clandestino a los ojos de la gente que te conoce
o quizás sabe de mí,
por tu boca y a veces ilusiones.
Yo soy tuyo,
pero tú no eres solo para mí,
te comparto,
aunque no quisiera dividir.
Mi martirio es desear tenerte día a día
esperanzando a mi corazón,
de que el siguiente amanecer será nuestro,
sabiendo que esperare con dolor.
Ya que tus sabanas las compartes con otro
y las mías te extrañan,
esperando que pronto regreses
a dormirte entre mis besos,
y podamos saciar nuestras ganas.
Ganas de tocarte,
ganas de besarte,
ganas de escuchar tu voz tan cerca
hasta que mi piel se estremezca
mientras me dedico a amarte.
Poder amar sin que el tiempo exista,
y los kilómetros sean
en ese instante casi un punto aparte.
Muchas veces te quiero junto a mi
cuando tu menos puedes,
a hurtadillas tu amor y el mío se encuentran
desafiando los oídos y las miradas escondidas,
de quienes creen encontrarnos
o de quienes nos escondemos
para con pasión amarnos
y en secreto arrullarnos.
Soy aquel que escucha donde nadie pone atención,
quien te mira a los ojos
cuando quieres ver tu reflejo y reír,
sabiendo que importas
y que estoy yo para hacértelo saber.
Soy quien te abraza haciéndote saber que importas
aunque nadie sepa que yo existo
y solo tú me beses
sabiendo que es así.
No soy de allá,
donde tus besos me buscan,
donde tus ojos me buscan,
y cuando me quieres
con amor pegado a tu piel,
no es mi piel quien está pegada a tu piel
ni mi sudor mezclándose con tus besos.
Clandestino soy
como mis besos escondidos en tu epidermis,
como mi rostro en tu mente cuando cierras los ojos al dormir
y sientes otros brazos que fríos te quieren abrazar
extrañando los míos,
que a lo lejos cada noche
suavemente te quieren acercar.
Cuantas veces le dije a mi almohada que te extrañaba,
cuantas veces mire el cielo negro deseándote acá…
Pero nadie escucho mi plegaria,
solo se perdió mi voz.
Y sigo viviendo clandestino a este amor,
que cada día crece,
escondido entre sombras que acarician tu cuerpo,
entre deseos que hacen erizar tu piel.
Esperando que un día todo cambie
y por fin a la luz te pueda mirar,
gritando a todo el mundo que se puede
renacer de las sombras
y a la luz del sol poder amar.
Alejandro Urtubia ©
(El diablo de la poesía)
Todos los derechos reservados
y copyright a nombre de Alejandro Urtubia,
Texas, USA 2016
(21 Julio 2016)
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