Te escucho
Estamos en un restaurant…
Una pausa en la comida y las risas,
una pausa para mirar tus ojos y tus labios hablándome,
tu ser iluminándome,
tu esencia enamorándome.
Te escucho atento
contemplando tu rostro,
hundiéndome en tus ojos claros
queriendo acariciar tu alma,
mientras con mi boca cerrada
y en silencio te escucho.
Callado,
con mis ojos bien abiertos y mi alma en reposo,
miro tus ojos haciéndote solo mía,
calculando tus palabras y sintiendo cada pausa
que haces entre ellas mientras me platicas…
Nada existe alrededor,
los ruidos pasan a ser ajenos y volátiles, casi borrosos,
el tiempo avanza más lento
y solo existimos tú y yo en nuestro espacio íntimo,
y tú entera casi brillante reluciendo en mis ojos.
Te escucho y te beso a través del aire,
mis besos tocan la comisura de tus labios carnosos
y los recorren suaves mientras se mueven,
tus pestañas me hipnotizan,
pero no alcanzan a distraerme
tanto como tu pelo.
Lo toco,
con la punta de mis dedos lo recorro en cada rizo,
en cada curva me emborracho y te beso el cuello
derramándome por tu escote,
acomodándome en tu ombligo.
Y te escucho…
Tan atento a ti que me voy a tu lado y te abrazo fuerte
te beso la frente, y te digo al oído que te amo,
que te necesito día a día,
que eres parte de mi
eres mi vida.
Pero tú no sientes nada,
solo me ves ahí escuchándote,
mirándote atentamente
mientras yo te amo,
te escucho
y te amo más.
Tus ojos los amo,
tu piel es mía,
tu cuerpo mi cielo,
tu ser mi poesía.
Y aunque no lo creas,
te escucho…
Alejandro Urtubia ©
(El diablo de la poesía)
Todos los derechos reservados
y copyright a nombre de Alejandro Urtubia,
Texas, USA 2016
(09 Septiembre 2016)
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