El sueño del escritor
Hoy sentí que moría,
cuando en mi ventana vi pájaros plateados,
y al asomarme el viento me saludo,
levantándome una mano hecha de hojas secas,
y con una sonrisa de dientes de león,
me susurro “ Buenos días escritor !! “.
El cielo estaba mas azul anaranjado que nunca,
y el mar era casi transparente,
logre ver delfines de cristal danzar bajo las aguas,
y escuchar caracolas entonar una canción.
La arena de la playa era como azúcar granulada,
que cosquilleaba en las plantas de mis pies,
y el sol era caricia, que adormecía mi piel tostada,
bajo el coro de gaviotas entonadas.
La gente estaba feliz, todos tenían amor, salud y bienestar,
llevaban un libro de poesía en sus manos,
y declamaban bellos versos con música de violines,
y melodías en pianos de cola larga,
ejecutados por manos de maestros consagrados.
Beethoven, Arrau, Chopin, sonreían,
mientras hacían cantar sus pianos,
entre versos, rimas, declamaciones,
e improvisadas magistrales sinfonías.
Yo era feliz de tu mano,
y reía de un arco iris bailarín,
que daba zancos entre marionetas,
que desfilaban orgullosas,
detrás de una banda de muñecos
rellenos de aserrín.
Tu musitabas en mi oído adivinanzas,
que dibujabas en el aire con frutas repletas de sabor,
te escapabas de mi mano y danzabas,
y tu cabello era quien rozaba a la brisa,
que con los ojos cerrados,
se dejaba dulcemente acariciar.
Era todo dulce felicidad,
que todas las noches quiero volver a plasmar,
en hojas blancas llenas de emociones para dar,
escuchar esa bella música,
tomar tu mano,
para en ese mundo tu sonrisa dibujar...
Y que me dices ?
Me acompañas a soñar ?
Alejandro Urtubia ©
(El diablo de la poesía)
Todos los derechos reservados y copyright a nombre de Alejandro Urtubia,
Texas, USA 2012
( 21 mayo 2012 )
Hoy sentí que moría,
cuando en mi ventana vi pájaros plateados,
y al asomarme el viento me saludo,
levantándome una mano hecha de hojas secas,
y con una sonrisa de dientes de león,
me susurro “ Buenos días escritor !! “.
El cielo estaba mas azul anaranjado que nunca,
y el mar era casi transparente,
logre ver delfines de cristal danzar bajo las aguas,
y escuchar caracolas entonar una canción.
La arena de la playa era como azúcar granulada,
que cosquilleaba en las plantas de mis pies,
y el sol era caricia, que adormecía mi piel tostada,
bajo el coro de gaviotas entonadas.
La gente estaba feliz, todos tenían amor, salud y bienestar,
llevaban un libro de poesía en sus manos,
y declamaban bellos versos con música de violines,
y melodías en pianos de cola larga,
ejecutados por manos de maestros consagrados.
Beethoven, Arrau, Chopin, sonreían,
mientras hacían cantar sus pianos,
entre versos, rimas, declamaciones,
e improvisadas magistrales sinfonías.
Yo era feliz de tu mano,
y reía de un arco iris bailarín,
que daba zancos entre marionetas,
que desfilaban orgullosas,
detrás de una banda de muñecos
rellenos de aserrín.
Tu musitabas en mi oído adivinanzas,
que dibujabas en el aire con frutas repletas de sabor,
te escapabas de mi mano y danzabas,
y tu cabello era quien rozaba a la brisa,
que con los ojos cerrados,
se dejaba dulcemente acariciar.
Era todo dulce felicidad,
que todas las noches quiero volver a plasmar,
en hojas blancas llenas de emociones para dar,
escuchar esa bella música,
tomar tu mano,
para en ese mundo tu sonrisa dibujar...
Y que me dices ?
Me acompañas a soñar ?
Alejandro Urtubia ©
(El diablo de la poesía)
Todos los derechos reservados y copyright a nombre de Alejandro Urtubia,
Texas, USA 2012
( 21 mayo 2012 )
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